La Torre del Longosardo

La Torre del Longosardo, construida con bloques de granito, forma parte del plan de construcción de torres ideado por el rey Felipe II como defensa frente a las incursiones de los moros y los bereberes quienes, en los años precedentes, habían asolado las costas de Cerdeña.

Entre los episodios interesantes que pueden contarse sobre la torre, se encuentra el ocurrido en junio de 1802.
La torre fue asaltada y conquistada por un pequeño grupo de emigrantes sardos que se habían refugiado en Córcega, seguidores de Giovanni Maria Angioy, con el sacerdote Francesco Sanna Corda al frente, que fue arrollado por las tropas que llegaron desde La Magdalena y cayó en combate a los pies de la torre donde, según parece, fue enterrado.

A partir de ese momento, el capitán Pietro Francesco Maria Magnon se puso al mando y, advirtiendo la importancia del lugar y la posibilidad de ser autosuficientes, destronó al rey Víctor Manuel I que, el 12 de agosto de 1808, emitió un decreto que ordenaba la creación del nuevo municipio.

El castillo del Longonsardo se construyó a finales del siglo XIV por deseo del juez de Arborea, que controlaba casi todo el territorio de la isla. El juez y los catalano-aragoneses tuvieron varios conflictos debido al deseo de ambos por tener el máximo control de la isla.

Los catalano-aragoneses tenían un gran interés en tener el castillo bajo su poder debido a la presencia del puerto, el control de la escala del Longosardo y la posibilidad de apoderarse del estrecho de Bonifacio, además del hecho de adquirir otra fortaleza marítima más. Para una mejor defensa del castillo y del puerto, la Corona había promovido la fundación de un municipio en los alrededores del castillo, concediendo privilegios a las personas que quisieran establecerse allí.

En 1422 el castillo fue brutalmente saqueado por los genoveses. En 1423, el rey Alfonso V decidió derruirlo definitivamente debido a la enorme suma que habría sido necesaria para reconstruirlo. Las pocas ruinas que quedaron en el promontorio de Terravecchia dan testimonio, aún hoy, de lo imponente de la construcción, que tenía 120 m de largo y se componía de dos cuerpos cuadrados, uno que daba al puerto y el otro en la cima de la colina, conectados entre sí por un camino defendido por dos muros macizos. El castillo actualmente se encuentra en una zona privada y no es posible visitarlo.